sábado, 30 de abril de 2011

Viviendas: ¿Cuánto gana hoy un particular si decide comprar un inmueble desde boca de pozo?

Invertir en un desarrollo inmobiliario desde la gestación de la obra permite que el inversor pueda hacerse de una buena rentabilidad. El contexto de dólar planchado y plazos fijos que pagan menos que la inflación le otorga a este tipo de desembolsos un atractivo mayor. Seis tips para tener en cuenta

Por Patricio Eleisegui

El rasgo de seguridad que para el común de los argentinos ofrece el ladrillo motoriza el interés por orientar su dinero a la construcción.

El 2011 viene mostrando un crecimiento en la compraventa de inmuebles y un escenario en el que el dólar continúa "amarrado" y bajo la estricta supervisión del Banco Central.
En este escenario, con el billete verde y el plazo fijo alejados del radar de los particulares, la compra de unidades desde boca de pozo despierta el interés de muchos argentinos que, en años anteriores, refugiaron sus dólares bajo el colchón.
1. ¿Cómo entrar?
Los expertos aseguran que el ladrillo está consolidado como refugio de valor y eso mantiene las expectativas de todos los actores. Más aún en épocas pre-electorales.
En este contexto, destacan que irán tomando cada vez más fuerza las viviendas a estrenar y también las inversiones desde pozo.
"Se eligen estos proyectos como reserva de valor. Especialmente en el caso de obras en las que un particular ingresa desde la gestación, dado que se ofrecen buenos planes de financiamiento", afirma Roberto Tizado.
El experto agrega que las operaciones preferidas son las que se concretan a través de los fideicomisos al costo o a precio fijo.
¿Qué son los fideicomisos al costo? En este caso los inversores pagan el costo de la obra más un plus, que incluye el fee del desarrollador (como si hiciesen un pool de compra para que alguien ejecute la obra).

El valor de la cuota, en general, es más reducido que en el caso de los fideicomisos a precio fijo, donde la mismo es constante.
El problema para el particular -en el caso de los llamados al costo- es que quedan sujetos al pago de importes adicionales, si es que durante el transcurso del proyecto surgen incrementos en los valores de los insumos, materiales o mano de obra.

¿Cuál es más utilizada entre ambas? Según expertos, los fideicomisos al costo. Y esto es así porque -en un contexto inflacionario como el actual- quienes desarrollan la obra necesitan contar con la posibilidad de efectuar retoques.

"La cuota fija prácticamente no existe. Se trabaja sobre fideicomiso al costo o, en todo caso, con precios que se indexan según la Cámara Argentina de la Construcción", afirma Javier Dborkin, director de Boston Andes Capital.

"Cada vez se hace más común la opción al costo, donde el particular ingresa con un porcentaje, y el resto lo cancela en cuotas fijas. Luego, debe afrontar adicionales por las mayores erogaciones incurridas", explica.

El ejecutivo asegura que la versión "a precio fijo se observa en menor medida y, por lo general, en emprendimientos de pequeña o mediana escala".

2. ¿Cuánto se gana?
Según los expertos, en la actualidad, quien participa en una obra desde los cimientos puede obtener una ganancia en dólares del 10 al 15% por año, producto de la revalorización contada desde el momento cero hasta la entrega del producto final.

En la actualidad, un proyecto de punta a punta -que se ejecuta en un plazo de 24 meses- le permite a un particular obtener una ganancia del 25 al 30% en dólares, sostienen desde LJ Ramos.

En tanto, Fernández Prieto, de Fernández Prieto & Asociados, aclara que, más allá de ganar con la apreciación del inmueble, se debe tener en cuenta que luego los mismos pueden ser destinados a la renta. Entonces, eso suma un importante beneficio al inversor.

"El nivel de rentabilidad para una obra de, por ejemplo, unos 2.500 metros cuadrados vendibles, está en el orden del 20 por ciento en dólares. Si lo comparamos con el 2007, cuando el nivel estaba en el 30 o 35%, el dato no es el más feliz. Pero sí representa un ascenso respecto del año pasado", remarca Darío López, socio de la desarrolladora Arquitectónica.

No obstante, Bellagamba menciona que "si se ingresa al emprendimiento en etapa avanzada, en ese caso la rentabilidad se reduce y puede caer al 15 por ciento".

3. ¿Cómo se ajustan las cuotas?
"El tema de los costos es muy delicado para los desarrolladores. La mayoría, en la actualidad, ajustan bajo el índice de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC)", señala López.

"Eso permite actualizar desde los valores de mano de obra hasta el precio de los materiales, para luego determinar cómo se absorben los incrementos. Este índice a veces está por debajo, otras por encima o a la par de lo que establece el INDEC", agrega.


En general, los especialistas consultados hacen énfasis en este punto por tres cuestiones clave:

Para reducir los riesgos de insolvencia que éste pudiere enfrentar y que le impidan entregar la vivienda en tiempo y forma.
• Para asegurarse que la calidad de la obra esté acorde al proyecto inicial.
• Para que la figura jurídica elegida sea la adecuada (sociedad anónima, fideicomisos u otras). Cabe apuntar que los desarrolladores serios no improvisan en este aspecto.

¿Por qué cobra relevancia este último punto? Porque la ganancia que obtienen quienes emprenden una obra se redujo significativamente.
El contar con un margen más acotado para encarar el desarrollo hace que, en términos financieros, se encuentren más limitados.
Es por ello que los expertos resaltan la importancia en la elección de quién ejecutará el emprendimiento.

5. ¿Por qué el fideicomiso es la figura elegida?
Por el lado de la figura jurídica que suele elegirse, el fideicomiso se alza como la preferida, porque preserva legalmente el bien ante casos de insolvencia.

En uno de tipo inmobiliario para la construcción los roles son:

Fiduciantes: el dueño del terreno (que decide aportarlo al fideicomiso), o los que adquieren las unidades ya sea para quedárselas o para revenderlas.
Fiduciario: el desarrollador. La constructora, generalmente, es ajena a la estructura fiduciaria.
Beneficiarios: suelen ser los mismos fiduciantes, salvo que se transfiera la propiedad.

"Sin duda la figura del fideicomiso, cualquiera sea el desarrollador elegido, pone a salvo -respecto del aportante de la tierra, de inversores o de los compradores- el terreno y todo lo sobre él construido, en caso de concurso o quiebra de la constructora y/o desarrollador", explica el Dr. Mario Kenny, experto en esta materia.

6. ¿Cuándo entrar?

Por un lado, la incertidumbre hace más difícil que el particular se arriesgue a tomar un compromiso cuando sólo están los cimientos del proyecto.

Sin embargo, es ahí donde éste puede lograr una rentabilidad interesante: "Es importante entrar desde el inicio para encontrar el mejor precio de mercado", comentan en LJ Ramos.

En el mismo sentido opina Fernández Prieto, quien explica que entrar en la mitad del proyecto, si bien reduce el riesgo, achica fuertemente la ganancia